Para
empezar, quiero contaros lo que se considera patrimonio cultural y para
qué sirve.
Para
ello, he traído varias definiciones, de lo que significa patrimonio cultural:
"El
conjunto de bienes muebles, inmuebles e inmateriales, que hemos heredados del pasado
y que hemos decidido que merece la pena proteger como parte de nuestras señas
de identidad social e histórica."
“El
conjunto de monumentos y lugares que tiene un valor universal excepcional,
desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia".
Esta última es la definición que nos da la UNESCO
en la convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y
natural, que se celebró en Paris el 21 de diciembre de 1972.
Por
tanto, el patrimonio cultural son los bienes que realizaron nuestros
antepasados y que nosotros creemos que son importantes dentro de nuestra
historia y que por ello configuran nuestra identidad.
Sin
embargo, la gran duda es ¿para qué sirve el patrimonio cultural? o ¿por qué es
importante conservar todos estos bienes?
En primer
lugar, sirve para recordar la historia o parte de la historia de un pueblo.
Aunque esto no significa necesariamente que sea algo bueno de su historia. Un
buen ejemplo es el campo de concentración de Auschwitz, que es considerado
patrimonio cultural y no resalta una parte buena de la historia.
También,
conservar el patrimonio también nos ayuda a aprender cosas del pasado y por
ello le concedemos al patrimonio cultural el valor educativo, es decir, a
través de los testigos que nos han dejado nuestros antepasados podemos conocer
o aprender otras formas de vida diferentes a la actuales.
Igualmente, sirve para dar a la
sociedad el valor identitario; ya que estos bienes dicen cómo era una cultura y
por ello configuran su identidad como pueblo, que luego transmitirán a las
nuevas generaciones. Un ejemplo es México, que al igual que Canarias,
encuentran su identidad en su época indígena.
O simplemente, puede servir para
contemplar la belleza realizada por autores que vivieron en otro momento de la
historia y que a través del arte nos muestran su forma de entender la vida.
Aunque,
tenemos que tener en cuenta que a veces, aunque el patrimonio cultural no tenga
un fin propio, nosotros sí se lo podemos volver a dar. En otras palabras, una
iglesia gótica ya tiene una finalidad establecida, pues es un lugar de culto
igual que cuando se construyó. Sin embargo, un viejo anfiteatro romano ha
perdido ese funcionalidad y está en nuestras manos volver a dársela a través de
jornadas de teatro especiales, por ejemplo.
Por
tanto, el patrimonio cultural sirve para una gran diversidad de cosas pero para
poder disfrutar de todas ellas es necesario programas de conservación del
patrimonio, pues son bienes únicos y excepcionales de la historia que deben
transmitirse.
Para
finalizar os dejo el enlace, donde podréis leer lo que se trata en la convención
de la UNESCO en 1972:
Edelweiss.
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