Cirene es uno de los sitios
arqueológicos más importantes de Libia y uno de los lugares más representativos
de la cultura helénica. Sus necrópolis están consideradas de las más grandes e
importantes de la Tierra, por ello este enclave datado por los arqueólogos en
200 años d.c. es considerado Patrimonio de la Humanidad.
Sin embargo, todo este patrimonio
ha sido destruido en unos días. El motivo: agricultores locales han destruidos
los restos de la civilización helénica, para poder vender las terrenos a
inmobiliarias.
El resultado: el Patrimonio de la
Humanidad ha acabado en el fondo de un río, como si se tratase de algo de lo
que hay que desprenderse.
Y a pesar de las diferentes quejas
del conjunto de arqueólogos, la inestabilidad tanto política como social de
Libia no parece ayudar para paralizar este tipo de practica.
Pero desde mi punto de vista, lo
más curioso de esta historia es que los agricultores dicen que estos monumentos
son de su propiedad, cuya única defensa de esto, es la tradición oral. Por tanto
como dice el arqueólogo Ahmed Hussein: ” La
tradición oral pesa más que las leyes”.
A mi personalmente, toda esta
historia, me ha hecho darme cuenta de dos cosas importantes: el patrimonio es
extremadamente frágil por ello es necesario grandes proyectos de conservación
si queremos que las próximas generaciones lo puedan observar.
Y en segundo lugar, es muy
necesario la divulgación del patrimonio, es decir, dar a conocer a todo el
mundo el valor, significado, utilidad, belleza o antigüedad de nuestro
patrimonio.
Si la gente no sabe que es o que
no es el patrimonio o si no sabe para que sirve, el patrimonio pierde todo su
valor y se convierte en unas simples ruinas que hay que quitar de en medio como
sucedió en Cirene.
Por tanto, todavía queda un gran
trabajo por hacer a favor de nuestro patrimonio.
Finalmente si queréis saber más sobre
el caso de Cirene, aquí os deje un enlace con la noticia:
Edelweiss.
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